Y bien, ¿ahora que? Pues la verdad, si con la premisa que te he dado no te han entrado ganas de irte, mi más sincera enhorabuena, porque tienes más paciencia de la que yo jamás podría llegar a soñar con tener. Sin embargo, se me acaba de ocurrir una idea, un concepto del cual puedo hablar, aunque siendo objetivos, contando con que no podemos serlo totalmente, solo divagaré, muy a mi pesar. Por esto último y si habéis llegado aquí (que presuntuoso de mi parte, el pensar que habrá más de una persona leyendo aún), en resumidas cuentas, haré un RTVE.
En fin, que hablaré un poco de las personas. No soy alguien que se sorprenda normalmente, de hecho, no me suelo sorprender por lo general, me suelo oler las cosas. Pero sería una tanto prepotente decir esto último así sin más, ya que si me pinchas pues sangro, es decir, hay cosas que me sorprenden, como a todo el mundo. La diferencia fundamental que veo en mi comportamiento respecto del de mis más allegados, es que no me sorprenden las cosas complejas, simplemente no me fascinan, no me cautivan... O me aburren, o me sobrecogen, pero no me dejan con ese sabor en la boca, con esos segundos pensando y sin pensar en como es posible que se haya dado tal evento o lo que sea que fuera.
Me pasa totalmente a la inversa, a más simple es algo, cuando me percato de ello, más me cautiva, más maravillado me deja. El mero hecho de apreciar que estoy perdiendo el tiempo tontamente en esta reflexión, me fascina. Esa forma tan caprichosa que toman ciertas enredaderas, o el "lujo" de que no haya luz en tu calle, y esto te permita ver que más allá de ese cielo negro metropolitano (Córdoba, metrópolis, si xd) hay un mundo, de que aun sigues sin ver nada...
Si con todo esto, he conseguido que te preguntes "¿Qué leches está diciendo este pavo?", entonces habré cumplido mi cometido. Esta es otra de las cosas que me fascina, el hecho de que por cada persona existente, hay un mundo que vive sobre sus hombros. Todo el mundo puede mirar un bosque, pero solo puedes mirarlo desde tu ventana, podrás entender como son las vistas desde otra, pero jamás podrás apreciarlas desde esa otra. Por así decirlo, es nuestra bendición y nuestra condena, es lo que nos hace ser como somos, y lo que nos ata intrínsecamente a ser de tal forma.
Esto tiene bastante más tela, muy relacionada con la famosa cita filosófica de Ortega y Gasset "Yo soy yo y mi circunstancia". El caso es que me asombra el hecho de que, por ejemplo, dos individuos observen un suceso, y quepa la posibilidad de que cada uno lo haya apreciado de una forma totalmente distinta, pudiendo ser éstos incluso hermanos.
Bueno, ya me he cansado, digamos que he vaciado mi lívido redactor de textos tontos a las tantas de la madrugada. Así que sin más, me despido.
Rayd :3
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