Buenas, ya estoy por aquí de nuevo despues de bastante tiempo. Hoy quiero hablar acerca de mi experiencia usando, como dice en el título de la entrada, Windows y Linux, y además dentro de este segundo, el distro-hopping.
Tengo que decir que aunque tuve mis pinitos con Linux hace ya bastantes años instalando con más o menos exito Ubuntu en un PC viejo, hasta hace unos 6 meses yo venía usando Windows 10 Pro como el sistema operativo de mi ordenador principal. Ya desde tiempo antes venía usando sistemas Linux, Ubuntu sobretodo (y tristemente), en máquinas virtuales para el ciclo que estoy realizando actualmente (ASIR). La cosa es que por Octubre y ya que tenía dinerillo ahorrado, decidí buscar un buen portatil de segundamano para trastear en todos los sentidos, tanto en hardware como en software.
La cosa es que la adquisición de éste me permitió meterme de lleno en el mundillo de Linux y el distro-hopping. Pero primeramente ¿que es Linux y el distro-hopping?
Bueno, Linux en sí es solo una parte del sistema operativo, el kernel, por eso cuando nos referimos a Linux, generalmente hablamos de sistemas GNU/Linux. Este, dicho de forma un tanto rudimentaria, viene a ser una forma modular de hacer software gratuita y libremente, es decir, son sistemas formados por multiples modulos, que son gratuitos y cuyo código esta disponible para todo el mundo, por lo general.
Pues bien, bajo GNU/Linux, alias Linux, se pueden encontrar sistemas operativos de lo más variados y variopintos. De hecho hay sistemas que no llevan Linux como kernel, aunque ahí no entraré. Esta diversidad es la que consigue o facilita que se cree el hobby de distro-hopping.
Cada sistema operativo basado en GNU/Linux se le suele llamar distribución o distro, y bueno, la parte de hopping viene a decir esperanza. La esperanza de encontrar la distro perfecta y para ello se debe estar probando y cambiando casi constantemente de distribución. Pues eso es básicamente el distro-hopping.
En fin, y volviendo a donde me había quedado, tras adquirir el portatil empecé a probar toda clase de distribuciones, desde Arch, pasando por Manjaro, hasta Debian. Al final, la última fue la elegida, dado que le acabé dando un uso academico y buscaba sobretodo gran estabilidad. Con el uso de éste, aunque tiempo antes de adoptar Debian, quedé maravillado con Arch y su simpleza, así que acabé por darle un tiento en mi pc principal, desde el que ahora escribo.
Arch, de por si, puede ser algo inestable si no se sabe lo que se toca, y como yo no soy alguien muy de fiar a la larga en ese sentido, finalmente me decanté por Manjaro. Si bien es cierto que la configuración de todo es algo laboriosa, al final sienta bien saber que a eso le has echado horas y que, sobretodo, funciona.
Por configuración, por supuesto, no me refiero solo a la instalación, lo cual es coser y cantar. Me refería a coger mi PC y que pudiera hacer prácticamente lo mismo que hacía en Windows pero con Linux. Jugar, charlar con amigos, uso de perifericos como tabletas de dibujo o lectores de tarjetas, etc.
Y aquí está principalmente el encanto de Linux, el que te tienes que buscar la vida. Eso si, hay soluciones para prácticamente todo.
Y bueno, de esta forma estuve hasta hace poco, una semana y algo de hecho. Y la verdad es que tengo un sabor agridulce, porque me encanta Linux, ya sea Debian o Arch y derivadas (que a fin de cuentas son practicamente lo mismo). Pero hace cuestión de un mes, justo antes de empezar el confinamiento en España y ya que tenía previsto hacer mis practicas en el extranjero, decidí comprar un disco duro para mi portatil donde meter Windows, para evitarme cualquier tipo de problemas en el viaje, el LoL y Discord.
Para rizar el rizo, decidí probar con una versión que decían que traía practicamente 0 bloatware, la famosa Windows 10 LTSC. Pues bien, tras darle al portatil un poco de mantenimiento, abrirlo, limpiarlo un poco, cambiar pasta termica y tal, pasé a instalar la susodicha versión. Sorprendido fue poco.
Era mucho más fluida que como recordaba a Windows 10, y sobretodo, más que mi ya más que trayado Manjaro. De primeras se quedó ahí la cosa, aunque con el confinamiento y mi uso intensificado del PC por éste, acabé por instalar la LTSC en mi sobremesa también.
Y aquí llega el por qué hago esta entrada principalmente. ¿Que me hizo cambiar de nuevo? Recordemos que aún me apasiona Linux, aunque me de algun que otro quebradero de cabeza de cuando en cuando, pero para alguien que juega videojuegos en PC, usar Linux es un practico dolor en los huevos constante.
Crasheos de Discord, los juegos van como van (de mal) por no ser nativos y tener que usar wine, muchas más aplicaciones están tambien en pañales, etc. Son cosas con las que se puede vivir, si, pero que hay que estar dispuesto a convivir si, además, se tienen los conocimientos para lidiar con ellas. Si todo esto no fuera problema, que quiero creer que en un futuro la cosa estará mucho más equilibrada, Linux sería donde aún seguiría para jugar.
Ojo, hablo desde el punto de vista de "pc gaming", pero para un usuario medio Linux sigue siendo un maravilla. Lo digo por mi experiencía con Debian y mi uso diario de éste en el ciclo. Una autentica maravilla.
Pero claro, en lo gaming deja demasiado que desear, en practicamente todo. Lo peor probablemente sea la bajada de rendimiento, aun teniendo una gráfica AMD y no Nvidia, ojo.
Y bueno, simplemente quería dejar por las redes mi experiencia, por si a alguien le pudiera ser útil o por si de aquí a algunos años vuelvo y releo esto, poder decir que como ha cambiado la cosa. Que es lo que espero, de verdad.
En fin, que hasta la siguiente entrada xddd
Rayd045
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